Con la Bula “Misericordiae vultus” (El Rostro de la Misericordia), el Papa Francisco convocó al Jubileo de la Misericordia (11 de abril, de 2015), al que dará inicio con la apertura de la “Puerta Santa” de Basílica de San Pedro el 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, y que concluirá el 20 de noviembre de 2016, Solemnidad de Cristo Rey del Universo.
Durante este año, los fieles atravesarán la Puerta Santa con la posibilidad de adquirir la indulgencia plenaria, sin embargo, el Regente de la Penitenciaría Apostólica, Obispo Krzysztof Nykiel, recordó que el verdadero perdón llega con la confesión.
“Durante el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el confesionario será 'la Puerta Santa del alma'. Y la celebración del sacramento de la Reconciliación será la ocasión para un encuentro con Cristo Misericordioso”, ha explicado obispo Krzysztof Nykiel en declaraciones a Radio Vaticana.
Este Jubileo será un año propicio para redescubrir la centralidad del sacramento de la Confesión en la vida de la Iglesia. “Todo el que quiera experimentar la alegría de sentirse acogido y amado por Dios deberá, en efecto, acercarse al confesionario, porque principalmente a través de este sacramento, Dios se manifiesta al hombre como Padre que no se cansa nunca de perdonar y de salvar”.
“Todos los peregrinos que lleguen a Roma para obtener la indulgencia plenaria, deberán pasar a través de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, pero para que el fiel obtenga la absolución de los pecados y experimente la alegría del perdón de Dios, deberá pasar a través de las puertas del confesionario”.
El Prelado recuerda que el sacramento de la Confesión se convierte también en lugar donde “se aprende, se descubre y se vive sobre la propia piel la grandeza del amor de Dios que sacude nuestro corazón del peso del pecado, lo hace consciente y lo dirige cada vez más a la alegría del Evangelio”. De esta manera, explica el Obispo, el sacramento de la Reconciliación adquiere un significado de fe existencial.
Para Mons. Nykiel, el confesor tiene una gran responsabilidad pastoral: “favorecer el encuentro entre los fieles -especialmente los más alejados de la gracia de Dios-, y la misericordia de Dios. Ellos deben ser fuentes vivas de misericordia a la que todos los cristianos podrán beber, en cualquier momento, el agua del perdón y de la salvación”.
Durante el Año Santo, el Papa Francisco enviará por todo el mundo a los “misioneros de la misericordia”, sacerdotes con la autoridad para perdonar también “los pecados que están reservados a la Santa Sede”, es decir: la profanación de la Eucaristía; al absolución de un pecado del que se es cómplice; la violación del secreto de confesión; la consagración del Obispo sin autorización; y la ofensa al Pontífice.
Fuente: Aciprensa.com
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