El pasado viernes, a las tres de la tarde, el prefecto de la Congregación del Clero, arzobispo Beniamino Stella, se sentó a confesar como un sacerdote más en la iglesia dedicada a la Divina Misericordia, a pocos pasos del Vaticano. Es el primer paso de una iniciativa en la que participarán cardenales y arzobispos de la Curia vaticana.
En la misa del domingo, el párroco anunció que a partir de ahora eso va a ser habitual. Los «principales colaboradores del Papa» acudirán a confesar diariamente en el primer confesionario de la izquierda, según se entra en la iglesia. El primero de la derecha está ocupado ya por el arzobispo Konrad Krajewski, el nuevo limosnero del Papa, quien ha venido ofreciendo el sacramento de la reconciliación cada día en ese lugar desde hace muchos años.
En 1994, Juan Pablo II dedicó la iglesia del Espirito Santo in Sassia a la devoción a la Divina Misericordia, difundida por santa Faustina Kowalska. La iglesia se encuentra en Vía Borgo Santo Spirito -paralela a la Vía de la Conciliación-, justo delante de la Curia general de los Jesuitas.
El pasado domingo, después del anuncio, el párroco Josef Bart, manifestó al periodista norteamericano Robert Moynihan que «habíamos planeado esta iniciativa desde hace tiempo, y pensábamos empezar en enero. Pero esta semana nos llegó la noticia de que el Papa quería que empezásemos inmediatamente».
El Papa Francisco aprovecha sus visitas a parroquias romanas para confesar a fieles, lo mismo que hizo el pasado mes de julio en Río de Janeiro durante la Jornada Mundial de la Juventud. El párroco espera que el Papa Francisco acuda también algún día a confesar «pero no sabemos cuándo».
El pasado 7 de abril, al regreso de la toma de posesión como obispo en la basílica de San Juan de Letrán, que es la catedral de Roma, el Papa ordenó parar su automóvil ante la iglesia durante unos momentos. Era precisamente el domingo de la Divina Misericordia, y deseaba rezar allí. Los fieles comenzaron a rodear el vehículo, y el Papa no llegó a salir. Muy probablemente, la próxima vez que vuelva, entrará por una puerta lateral y se sentará a confesar sin que prácticamente nadie se dé cuenta.
Fuente: abc.es
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